sábado, 24 de mayo de 2008

Un Martini Más

Rechinaba, crujía, daba vueltas y vueltas sobre su almohada transpirada. Se astillaba en sueños, enmarcados en bisagras oxidadas y malolientes. Una imagen, su picaporte bronceado derritiéndose lentamente ante sus ojos. ¡Y miles, millones de termitas!
Despertó de un portazo, su picaporte seguía ahí. Exhaló. Tenía el aliento emborrachado. "Otra noche andando de puerta en puerta", pensó. Se dió vuelta dispuesto a seguir durmiendo, y ahí la vió:
Se había encamado a una ventana.

No hay comentarios: