lunes, 29 de diciembre de 2008

Pertenencias anónimas

Francesco se compró un rouge rojo y está feliz. Naturalmente, el hecho constituye un secreto que sólo él conoce. Dibuja un vaivén colorado en cada uno de sus labios cada tarde, cuando vuelve del colegio y todavía no hay nadie en su casa. No es que su abuela y su madre sospechen algo, pero todavía le divierte que esa parte de su vida sea su pequeño silencio. La boa de plumas escondida en su placard, los taco aguja ya dominados, las pestañas postizas que le realzan esos ojos redondos con los que observa y se ríe del mundo; ahora el rouge.
Francesco compone y descompone su propia personalidad. Es un rompecabezas que puede ser visto del derecho, o del revés. O viceversa.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Falacia del otro lado de Europa

La vecina de Vladimir no para de gritar. Salí de aca, no te quiero ver más, sucio peracate. Te vas y volvés cuando querés, haces de las tuyas, siempre andando con ese aire de frente alta y cola parada. Vladimir se fastidia, pero no sabe qué hacer. Te voy a echar de acá, ahora mismo. ¿Y si es su hijo? ¡Te vas! ¿El menor, quizás? ¡No te quiero volver a ver nunca más! ¿Se supone que tengo que hacer algo, llamar a algún tipo de defensa? Te vas o te mato. Chalaira, siempre tuve clara mi poca capacidad para reaccionar ante estas situaciones. Voy a buscar la escoba a ver si antes de llegar a una paliza te das cuenta. Vladimir se acerca a la medianera en puntas de pie y espía qué es lo que está pasando. Su vecina Karnishca, escoba en mano, y su gato, acurrucado abajo de una silla, inmovible. Se miran furiosos, los tres. En otro lado del mundo, Karnishca hubiera pasado una noche entera esperando atrapar un ratón y, prosiguiendo con su fuga, se hubiera deshecho del minino. Pero esas cosas no pasan de aquel lado de Europa.

martes, 9 de diciembre de 2008

Lapsos


¿Qué pasa en todo ese tiempo, que pasamos sin hacer algo?

(no contesten, es una pregunta retórica) (además no los puedo escuchar)

Es interesante pensar que siempre que no hacemos algo hacemos otra cosa. Que si no invertimos nuestro tiempo acá lo hacemos allá, o aquí, que es un poco más español neutro que acá, por lo tanto, tiene otro significado.
Pero, ¿y si hay veces que el tiempo simplemente se transforma en un lapso vacío? Nada de contenido, nada de sucesos, nada de nada, tiempo echado por la borda, pulverizado.

Yo no creo en esta postura, lo que sí pienso es que el tiempo no es necesariamente acumulativo.
Procedo a explicar:

(algunos piensan que solo por vivir se acumula, se hace uno dueño de la experiencia, vivida, pasada, experimentada y por lo tanto propia.
(yo sin embargo creo que hay veces que destruimos nuestro estar, haciendo cosas totalmente contra natura de lo que se supone debe hacer el hombre (no me refiero a manejar o cosas por el estilo, ni cosas moralmente incorrectas, sino gestos vacíos, ejemplos dependen de la vida de cada uno), cosas que no solo nos dejan un vacío emocional, intelectual y empírico, sino que ocupan espacio en nuestra memoria (como una suerte de materia negra chupa-todo, y consumen el lugar reservado al tiempo vivido y no a los lapsos negros.

no es que odie la palabra "lapso", de hecho me encanta ahora que la he repetido para mí mismo. me parece como un "labio" que se cierra en una bocanada de tiempo.

que en este momento no tengo.

chau

viernes, 5 de diciembre de 2008

De palabras ni hablar

Ayer descubrí algo impactante. Que, después de varios años me hace creer que siempre hay cosas con que asombrarse. ¿Puede que sea la naturaleza? No. Es decir, si. No sé.
La naturaleza tiene lo suyo, pero esto lo supera.
¿Los inventos del ser humano? En un momento hubiese dicho que no, pero estoy hablando justamente de eso, de una invención humana. Si bien ya lo explicó Neruda, y lo confirmó Cortazar la palabra es la creación mas importante del hombre a lo largo de la historia.

Más allá de todo eso (no deseo irme al diablo), hay una palabra que me llamó la atención. No lo había notado, estaba recubierta de polvo de modo que no podía verse.

Cartucho.

Léase en voz alta una determinada cantidad de veces, las suficientes como para que logre perder el sentido. Luego, habrá que observar que la vocal abierta en conjunción con el sonido gutural de la "C" y la fuerza de la "r" dan lugar a la magia que nos trae la combinación de la "t" y la "ch". Combinadas, obviamente con dos vocales que no se quedan atras.

¿Vieron? Les dije que era lindo.

Quiero invitar a mis compañeros de blog, y a la gente que pasa de casualidad a darnos a conocer sus palabras favoritas con su respectiva fundamentación.