Y entonces vino el tema de la culpa colectiva. Uno se porta como es debido, hace las cosas cuando tiene que hacerlas, organiza su vida en torno a las obligaciones, las tareas, las citas, las reuniones y las conferencias que le caen a uno del cielo, simepre el viernes a las 2 de la tarde, arruinando todos los posibles planes para el fin de semana y sin embargo, otro se manda la cagada y es uno el que la termina limpiando.
Y no es una labor sencilla, no, no, no, lleva tiempo, esfuerzo, un dental y mucha lavandina. A veces el olor es tan fuerte que tiene que ser engañado con nafta, pero ya saben lo cara que está y en muchas ocasiones es difícil hasta conseguirla.
Tengo cancha igual eh.., no crean que no. Ya estuve muchas tardes fregando sustancias intestinales ajenas y tengo mis propios trucos. Se los diría pero son confidenciales. Lo único que puedo hacer es darles una pista: uno de ellos involucra una espátula y papel metálico.
Volviendo al tema de la culpa, siempre que me encuentro en esas situaciones no puedo hacer mas que pensar: "pero si yo no hice nada, ¿por qué recibo el castigo?" Y...son cosas de la vida: despertarse, ir a laburar, y terminar limpiando la inmensa cagada achoclada de tu "amigo" compañero de trabajo. La próxima le voy a dar una pastilla de carbón en vez de una barrita triple de mantecol.
Ese fue mi crimen, he ahí que comparto la culpa.
Lo construyen
domingo, 29 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario