Antes que nada, o que todo, buscar una superficie en la que quepa parte de su superficie a apoyar de tal forma que no pierda el equilibrio al hacerlo y se encuentre relativamente cómodo. Una vez encontrada la escena del acto, la persona debe acercarse al lugar elegido para cumplir específicamente con el objetivo.
Finalmente se procede a la acción. Reclinar en simultáneo las piernas, provocando un ángulo de 45 grados entre la cadera y la cabeza. Hacer un ligero esfuerzo que colabore con la fuerza de gravedad y la felicidad de los muslos que, relajados, se dejarán caer sobre la superficie elegida anteriormente.
Disfrutar del asiento con una rica limonada en mano y el sol resplandeciente que traspace atmósferas enteras sólo para llegar hasta donde usted está.
Finalmente se procede a la acción. Reclinar en simultáneo las piernas, provocando un ángulo de 45 grados entre la cadera y la cabeza. Hacer un ligero esfuerzo que colabore con la fuerza de gravedad y la felicidad de los muslos que, relajados, se dejarán caer sobre la superficie elegida anteriormente.
Disfrutar del asiento con una rica limonada en mano y el sol resplandeciente que traspace atmósferas enteras sólo para llegar hasta donde usted está.
2 comentarios:
Hata las cosas más simple parecen necesitar instrucciones, supongo. Jajaja. Muy buenas, la verdad...
Sarmiento y Cortazar, al mismo tiempo.
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