Callaba. Claro, no tenía porque hablar, iba sola. El túnel era muy, tal vez demasiado, frío. Pero ese frío que no molesta, ese frío que seduce a la piel. Hay sensaciones diferentes de tener frío. Hay fríos que duelen, que molesta, que disgustan, y otros... atraen, acobijan. Odiaba viajar a esa hora, pero no se quejaba, de hecho, ella lo había querido así. Lo que no había decidido era pasarse de estación, no le pasaba normalmente, sólo en algunos días especiales, en los que no paraba de pensar en pequeñas, y a veces irrelevantes, cosas.
Cuando caminaba, escuchaba los golpes de sus tacos. Al promediar el túnel, vio a un pasajero perdido que la miraba, le dio asco, mucho asco.
Cuando caminaba, escuchaba los golpes de sus tacos. Al promediar el túnel, vio a un pasajero perdido que la miraba, le dio asco, mucho asco.
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