miércoles, 25 de junio de 2008

Medialunas y Coca

Poquito a poco, le parece que se acerca, se acerca a esa sombra chiquitita que se escabulle y dobla en todas las esquinas, ya sea para la izquierda o para su antagónica derecha. Carlos apura el paso, lo apura con beso y abrazo, pero el paso se niega a acercarlo del todo a esa sombra truculenta y lejana. Empieza a olvidarse del frío, empieza a transpirar.
Camina que camina, no para de caminar. Se le había ocurrido correr un poquito para achicar distancias, pero se arrepintió. No corría desde hace tiempo, desde que jugaba al fútbol, cuando era un pibe más.

Llegó a todo esto a un lugar que no conocía, especuló que cerca de donde había empezado pero no tanto porque hacía dos horas y cuarenta y cinco minutos aproximadamente que estaban caminando.
Miró girando la cabeza, para tener una vista de ciento ochenta grados.
Vio muchas cosas, pero solo algunas le llamaron la atención, las personas juntando cartones, y el puente que se alzaba majestuosamente amplio y oscuro por encima de su cráneo.
Pensó que entonces debía estar abajo de un puente, y que había gente junatando cartones. "Mucha gente", concluyó. A todo esto la figura había desaparecido de la vista de Carlos, y él se sentó a descansar.
"Como me comería unas medialunas con un vasito de coca,"pensó para sí el fanático de la merienda.

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