miércoles, 28 de mayo de 2008

Ofensa


Hoy tuvimos una discusión, el demonio y yo. Hace tiempo que me viene insistiendo con que quiere un sacrificio humano, que quiere un sacrificio humano que todos los demás demonios reciben sacrificios en su honor. Y yo me canso de repetirle que no, que se va a tener que aguantar ser un demonio sin sacrificio humano. Es suficiente con los gallos que degollamos los domingos en la pileta de la cocina recitando macumbas del Umbanda. ¡Encima después el lío de plumas y sangre lo tengo que limpiar yo! Claro, el señorito viene y se piensa que acá estamos todos para servirle, que es el amo y señor del oscuro inframundo. ¡No señor! Acá somos gente laburadora y gente digna, yo no tengo por qué andar buscando bebitos para hacer ningún ritual ni tampoco fregando jugos intestinales del piso de la cocina. Así que que no me vengan con estupideces, que para eso están los giles. ¡Yo no soy ningún gil! Y se ofendió. No me habla desde la mañana.

1 comentario:

Catnip dijo...

hola!

No sé cual de los dos me firmo el blog, pero me gustó mucho lo que encontré!

Seguiré dando vueltas, saludos!