"Normalmente no diríamos una cosa así, pero todos queremos ese paquete, y lo queremos solo para nosotros."
Reposaba como hacía ya tres días sobre la mesa del comedor, no queríamos tocarlo.
Para las comidas habíamos tenido que trasladarnos a la sala de estar, donde almorzábamos, cenábamos, y compartíamos algún bocadillo de media tarde.
Algunos de nosotros habíamos retomado viejos hábitos, antiguos y olvidados intencionalmente por ser considerados vicios indignos de gente sana y correcta:
Volvíamos a comernos las uñas de pies y manos y hacer pequeñas esferas con el mucus de nuestras narices. Algunos nos habíamos entregado a la bebida. Y otras barbaridades que prefiero no nombrar por consideración al lector.

El paquete seguía intacto, con una fina capa de polvo que lo cubría, y que no osábamos limpiar. Cada día respiraba con más intensidad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario