miércoles, 13 de agosto de 2008

Memorias


Anoche desempolvé un viejo álbum de fotos que tenía guardado en un cajón abajo de nuestra cama. De más está decir que soy un tipo muy familiero, me gusta llamar a mamá de vez en cuando y estoy en contacto con casi todos mis hermanos.

Pero desafortunadamente, me tocó convivir con un demonio que no es muy amigable a las visitas. Digamos que es medio territorial el susodicho. Si siente que alguien entra en la casa en seguida se le hecha al humo, se pone como loco, y algunas veces se le ha ido un poco la mano con la reacción. Así que, por la integridad de mi familia, y para evitar peleas y discusiones que nunca llegan a ningún lado, nunca invito a mis parientes a casa.
Resulta que estaba hojeando este álbum de fotos, que tenían ya unos cuántos años, antes de que empezara a convivir con el demonio. Él suele mostrarse reacio a revisar mis recuerdos, especialmente los familiares, aunque por supuesto no tiene problema en releer los recortes de diario de las veces que hizo alguna travesura (por ejemplo
ésta).
Por eso me extrañé mucho cuando anoche no emitió ninguna queja luego de que abriera el álbum con las fotos de mis vacaciones en Mar de las Pampas. Yo me hice el distraído como si no pasase nada raro, y él siguió sin decir nada. Se reavivaron muchos recuerdos y sentimientos en mí al entrar en ese fantástico mundo que fue mi adolescencia, y las vacaciones en Mar de las Pampas.
No pude evitar despedir algún que otro suspiro, y sonreír al verme de joven, con mis sandalias y mis medias, por miedo a los escarabajos.
Al fin las fotos se acabaron, y tuve que guardar el álbum. Luego guardé el cajón nuevamente en su lugar, y me senté en la cama a reflexionar sobre cómo pasa el tiempo.

Esta reflexión se vio interrumpida por una estruendosa carcajada:

-JaJaJaJaJaJaaaahJaJaJaJaJaJa- y así siguió por medio minuto, hasta que una voz cavernosa que conocía muy bien se atragantó con las palabras:


-¡Qué pelotudo que eras, por Dios!- estalló.


Por supuesto, le dije que tratara de no usar el nombre de Dios en vano.


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